Los niños necesitan hacer las cosas una y otra vez antes de aprenderlas, por lo que los juegos tienen carácter formativo al hacerlos enfrentar una y otra vez, situaciones las cuales podrán ellos dominar o adaptarse a ellas. A través del juego los niños buscan, exploran, prueban y descubren el mundo por sí mismos, siendo un instrumento eficaz para la educación.
El juego es la universidad, a través de él, los niños aprenden a relacionarse con el mundo, desarrollan su imaginación, se implican emocionalmente, imitan a otros niños, a sus padres, mueven sus músculos y articulaciones. El juego es el mejor entretenimiento para la inteligencia, la capacitación de habilidades,las emociones y la actividad física. El juego además permite socializar al niño, potenciando las relaciones con otros niños y con su entorno.
Dicen los médicos y educadores que es más importante observar la apetencia que tiene el niño por el juego, que ponerle el termómetro, vigilar lo que come o hacerle radiografías. Cuando los niños/as de cualquier edad están deprimidos dejan de jugar, porque el juego implica una actitud activa y no pasiva, en el que es necesario un compromiso físico, emocional e intelectual activo. Por lo tanto el juego es el mejor indicador de salud, como lo es la comida o el sueño en el niño. Si los niños juegan, comen y duermen equilibradamente estarán sanos.
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